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María Corina no es mi modelo ideal de gobernanta, y creo que no tiene a Venezuela en la sesera, parafraseando a Felipe González cuando dijo que a Manuel Fraga “le cabe el estado en la cabeza”, pero sí está fuera de toda duda que la lleva en el corazón; y no sé yo sí para una dirigente de esta talla es bueno, o no, actuar impulsada por el palpitar de las arterias y no con la razón. No sabemos qué hará para equiparar los precios a los salarios en una economía dolarizada, ni en qué nivel de prioridad pone a la sanidad pública o a la educación, ni qué medidas va a tomar para que el paisano vuelva a comer caliente tres veces al día, y es posible que eso “por ahora” no importe. La señora Machado ha llegado en un momento de carencia absoluta de líderes políticos dado que el propio régimen se ha encargado de laminar, perseguir, encarcelar,( incluso se dice en los mentideros políticos que les pagan para que vivan en otros países a cuerpo de rey), y le han permitido ejercer de jefa de la mermada oposición, convencidos de que no crearía peligro para la reelección triunfal del comandante en jefe Maduro, quien con un discurso acosador y agresivo la convierte de manera constante en el centro de todos los males y la única culpable de que sobre Venezuela estén cayendo las siete plagas bíblicas. Pero lo cierto es que María Corina llegó, que levantó al país, les habló a sus estómagos vacíos, de sus enfermos sin sanidad pública, a los corazones de tantas familias divididas, que se organizó y asesorada por un potente equipo ha ganado unas elecciones presidenciales y hoy, quieran o no, en estos momentos en que está la situación de la república, tendrán que negociar con ella el traspaso de poderes y no otra cosa. Estoy con María Corina y con la Mesa de la Unidad en no aceptar, en modo alguno, ninguna otra propuesta que no sea el traspaso de poderes y olvidarse de aquella delirante idea de repetición electoral, ¡a razón de qué! No es de recibo que cinco meses después de las elecciones presidenciales no se hayan publicado las actas electorales, alegando un no se sabe qué hackeo o cualquier otro cuento macabro y, en cambio, el Consejo Electoral Nacional (CNE) dé por ganador a Maduro cuando la oposición presenta el 83.5% de las actas de las mesas electorales donde Edmundo González gana por una diferencia de unos 30 puntos. ¿Con base en qué actas cuenta el chavismo los resultados? Cuando dice el “amoroso “presidente del CNE que escrutadas el 97% de las actas Nicolás Maduro tiene el 51.95% de los votos frente al 43.18% de Edmundo González, ¿cómo llega a determinar con tanta exactitud que Maduro obtuvo 6.408.844 frente a 5.326.104 votos?, ¿por qué no muestra las actas, que es lo que le pide la comunidad internacional? Trampa, fraude, tongo. No hay nada más. Lo siniestro es que, mientras se proponen posibles salidas a la carajera montada, el régimen persigue y encarcela a los testigos de mesa, persigue y encarcela a opositores, cierra redes sociales y mete al país en un aire de terror irrespirable. Es de esperar que los negociadores, presidentes de los países vecinos donde ganaron limpiamente las elecciones, reclamen un traspaso de poderes igual de transparente para Venezuela, rechacen apoyar al chavismo en su última treta y, como gobiernos de izquierda o centroizquierda, eleven su mirada más allá de las proclamas estúpidas y vean que en Venezuela el último gobierno socialdemócrata fue el “adeco” de Carlos Andrés Pérez en 1983. Lo que vino después, por elección popular en 1999, con el apoyo de miles de “escuálidos”, dicho sea de paso, para no olvidar de que cuando se vota no se va de fiesta, ha sido un desgraciado parto llamado “socialismo del siglo XXI” ¡Menuda estupidez! En relación con esto, leemos las crónicas del profesor Monedero, asesor áulico del chavismo, hablando de no sé cuántas conspiraciones internacionales y de estructuras de geopolítica para explicar el relato chimbo chavista, y es incapaz de ver que sus consejos llevaron al país a un resultado de hambre, muerte y destrucción, en una tierra que brilla por su riqueza, y que después de 25 años de desgobierno y de proclamas nacionalistas, sobran voceros que defienden lo contrario de lo que dijo el pueblo, incluido Petare o el “23 de Enero” el día 28 de julio. Solo pidió “Libertad”, nada más ni nada menos. Leo una entrevista al candidato electo Edmundo González realizada el pasado 17 de diciembre al periódico eldiario.es, donde recoge su periplo recibiendo premios y reconocimientos, además de asegurar que “aspira” a estar en Venezuela “a partir” del 10 de enero, fecha en la que se proclamará al presidente. Sorprende que no esté el mismo día 10. Niega que esté negociando con el chavismo, ni él ni la Plataforma, y deja la solución “a la participación de todos los venezolanos exigiendo el respeto de la voluntad popular, exigiendo que se respete el mensaje que dieron los venezolanos en esa fecha para que se concrete el triunfo de la opción que yo represento” es decir, deja la decisión a las marchas en la calle, deja la decisión al ¡bravo pueblo! ¡que arrecho! En fin, ¡cosas veredes, amigo Sancho! |
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