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Me van a permitir que rescate un artículo de opinión sobre el silbo herreño que publique en distintos medios de comunicación en agosto de 2019. Mucho se ha silbado desde aquel entonces, y también mucha majadería se ha dicho desde aquel entonces, desde insultos a la inteligencia humana, también a los herreños, y sobre todo hacia un colectivo que, me consta, legítimamente están luchando por recuperar, poner en valor y transmitir el silbo de El Hierro. Menudo pecado éste, recuperar el patrimonio, para que desde la hegemonía y la inviolabilidad que da el poder, y quienes lo permiten, nos `puedan tratar de tontos y a otros de fantasmas. Qué falta de respeto. Pero parece que la novela sigue, y de nuevo el perpetuo señor que parece que ostenta otro don divino de la inviolabilidad o incontestabilidad, acompañado de la responsable de la educación y la cultura en Canarias, digan en sede parlamentaria para dar luz verde a la tramitación del BIC para el Silbo Gomero, que “El silbo gomero es el único lenguaje silbado del mundo". No sólo omiten el silbo de otras islas como el herreño y el de Gran Canaria sino como les parece poca cosa conquistan el mundo donde hay más de 40 lenguajes silbados. He venido observando con mucho respeto el que silbadores herreños, muchos de ellos en el ocaso de la vida, aspiran a ver reconocido un legado de sus antepasados, el mismo respeto demostrado hasta ahora por las distintas asociaciones defensoras de la declaración BIC que han sabido esperar pacientemente en la lista de espera. Puedo entender la defensa del pueblo gomero a la hora de mantener su tradición, pero no nos confundamos, no se trata de quitarle a nadie, no se trata de restar, y sí, y en todo caso, de sumar. La mejor defensa es un ataque, título de una película, no puede trasladarse al patrimonio cultural de Canarias y menos puede plantearse con un pleito interinsular en el que tienen que haber vencedores y vencidos. Las relaciones amigables entre gomeros y herreños no pueden verse afectadas por politizar lo que nunca debió ser objeto de pensamientos encontrados. El silbo o lenguaje silbado, sea herreño o gomero, no puede ser moneda de cambio al uso. Reflexionemos y acerquemos posiciones y posturas, porque a ese paso entraremos en la eutanasia cultural. Este artículo, con independencia de que no aborda aspectos y análisis internos, viene al pelo en unos días posteriores en los que se llevó la declaración BIC del Silbo Gomero a la Cámara regional, porque la propuesta para que su hermano el silbo de El Hierro parece haber desaparecido en los mares tenebrosos de la demagogia como el Titanic. Posiblemente lo más cómodo y menos comprometido para mi sea el silencio, pero creo que, sin ir contra nadie ni nada, me veo en el honroso deber como canario y herreño de decir algo, sobre todo por esas generaciones de herreños y herreñas que irremediablemente se nos están marchando. Una pena que confesar: echo en falta las voces de nuestros representantes, sobre todo en el Parlamento de Canarias, que me imagino que, si no tienen algo que objetar, sí algo que defender. A mí también me gusta silbar de vez en cuando. (Texto del artículo) No es oro todo lo que reluce, ni El Hierro lo que parece. Todos sabemos que el hierro, como metal, es uno de los elementos más abundantes de nuestra corteza terrestre y dispone de una resistencia y maleabilidad impresionante, además de una facilidad para moldearse al alcanzar altas temperaturas, aunque por ponerle un, pero, su resistencia a la intemperie y al abandono lo combate con la oxidación. Pues algo así debe ser lo que le está ocurriendo al silbo de El Hierro. Lleva sometido al abandono de las distintas administraciones que lo han dejado en los últimos años a la intemperie para que se oxide, porque seguramente así perderá resistencia y se desmoronará por su propio peso. De vez en cuando alguien se apiada de este leguaje del silbo, asomando la cabeza en un intento de cumplido social, le da una manita de esmalte a brocha, pero como no hay pintura de fondo vuelve a salir el maldito óxido en forma de intereses políticos y ególatras, porque hay quienes entienden que es un patrimonio exclusivo donde la pertenencia debe tapar incluso la historia de Canarias. El silbo en El Hierro no es una apetencia particular, no es un ataque a nada ni a nadie, no puede ni debe fomentar un pleito insular, y menos debe entenderse como un mero capricho de unos pocos. No hay barranco en Canarias que no haya escuchado el eco del lenguaje silbado, eran nuestros megáfonos de comunicación para un entendimiento básico, el WhatsApp primitivo de mensajería instantánea, y en El Hierro, como en el resto de las islas, se practicó y lo testifican muchos silbadores que hoy viven. Una pregunta muy simple, ¿si Canarias fuera un territorio geográficamente continuo nos estaríamos planteando la propiedad insular de la Sabina de El Hierro, del Teide en Tenerife, del Garajonay en La Gomera, de la Caldera de Taburiente en La Palma, de Risco Caído y Montañas Sagradas en Gran Canaria, de Los Jameos del Agua en Lanzarote y de su apéndice La Graciosa, o de las dunas de Corralejo; entonces porqué plantearse la propiedad intelectual del silbo. El silbo en El Hierro pasa ya a ser un fenómeno social impulsado por la asociación YOSILBO, OSSINISA y por un grupo de personas que llevan tres años trabajando en su recuperación y que ahora se constituyen como asociación cultural para la investigación y conservación del Silbo Herreño. Este colectivo ha hecho más de 50 entrevistas a silbadores herreños vivos, un documental, exhibiciones, clases y talleres en todos los pueblos de la Isla. Han realizado en los dos últimos años dos jornadas de silbo herreño con ponencias internacionales y de silbadores herreños. Han llevado a las clases a silbadores herreños con nombre, tradición y conocimiento: Berto, Aurelio, Mito, Pancho, …; para que ellos enseñen el silbo herreño en su esencia. Todo este trabajo avala y justifica sin lugar a dudas que el lenguaje silbado de El Hierro sea también catalogado dentro del inventario de bienes culturales a proteger de Canarias, lo que se conoce como Bien de Interés Cultural (BIC), tal y como solicitó desde hace unos dos años la asociación cultural Yo silbo. En concreto, el 21 mayo de 2018 el Cabildo finaliza todo el procedimiento para declarar el silbo herreño como Bien de Interés Cultural, un expediente conformado por testimonios, artículos, documentación histórica y técnica. Además, el expediente dispone de cinco informes que apoyan la declaración de BIC de expertos altamente calificados como el de un catedrático de arqueología y otro de filología, doctores en historia, y hasta un informe del Museo Canario. En esta fecha se remite toda esta documentación a la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias, se reunió una comisión de expertos un año después que informó favorablemente, y de lo que más nunca se supo, porque era el siguiente paso, fue de una reunión del Consejo del Patrimonio Histórico de Canarias, entidad que tenía que finalmente dar luz verde al expediente, y el que curiosamente está formado, no por expertos, sino por políticos. Como dice la popular letra de la canción de Carlos Puebla, “se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar…”, y ni directores, ni inspectores, ni técnicos de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias han sido capaces de convencer al `comandante´ y movilizar un expediente que chirría, más que silba, a los oídos de los herreños por su consentido silencio. |
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